Cada niño que nace es una señal de la esperanza de Dios.



“Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo" (Mateo 2, 13-14). 


La Palabra se hace peregrina 
por los caminos oscuros y difíciles de la vida.

La tiniebla del poder, 
que aplasta a los inocentes de este mundo, 
no puede apagar su luz. 
Siempre alumbra 
senderos de fraternidad entre los pueblos. 

Vuelve nuestra mirada 
hacia el sufrimiento de tantos inocentes.

Que nuestros oídos escuchen el grito de su voz.
Que nuestros corazones 
se unan en un abrazo solidario

Hoy es un día que invita a la reflexión sobre:
Tantos niños que mueren antes de nacer. 
Tantos niños que mueren de hambre. 
Tantos niños que no pueden jugar 
porque tienen que trabajar. 
Tantos niños que ni siquiera 
son reconocidos por sus padres. 
Tantos niños que vivirán tratando 
de ver en cada hombre 
de la calle el posible rostro de su padre.



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