Nos ha llegado la hora de testimoniar



“El sábado se hizo para el hombre 
y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27).  
Con Jesús llega la novedad del Evangelio.

Sus discípulos  estrenan libertad.

La libertad es don y tarea diaria.

No a todos les gusta ese nuevo aire del Espíritu.

 Quieren igualar a todos desde las normas.

Es una enseñanza más práctica que teórica.

Que llega al corazón de la gente

porque intuyen que proviene de una persona buena

que no busca el propio interés,

sino el bien de los demás.

No pretende dominar

sino que todos vivan con la dignidad 
y libertad que Dios desea para cada persona.

No predica como los letrados

porque en el Evangelio prevalece 
la gracia y la misericordia,

lo único que liberta del mal.
Si te sientas junto a Jesús, 

Él te enseña a vivir,

te quita los miedos del corazón 
para que salgan de ti palabras limpias 
y gestos de bondad.

Jesús pinta en tu rostro la esperanza.  

Jesús pretende hacerlo desde el interior 
con el regalo del Espíritu.

Nos ha llegado la hora de testimoniar 
con mayor entusiasmo 
y convicción la propia fe.

La Iglesia siente la responsabilidad 
de ser en el mundo signo vivo 
del amor del Padre.  

Orar es aceptar el don de Dios, 
don que nos hace extraños al mundo, 
pero a la vez, un regalo para el mundo.  

- Jesús, tú que compartes la santidad de Dios: 
que nuestro principal interés sea el bien de todos.


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