Descansar para estar con el Señor





“Venid vosotros solos a un sitio tranquilo 
a descansar un poco” (Mc 6,31)  

Jesús invita a sus discípulos a la soledad y al descanso 
para compartir experiencias de misión, recrear el amor, 
la relación, la cercanía y el mutuo conocimiento. 
Los discípulos necesitan experiencias de silencio, 
de desierto, como condición de libertad, de escucha, 
de disponibilidad, para ver las cosas como son 
y para recorrer los caminos de Jesús.  

Pidamos a la Virgen María el don 
del descanso en el Señor.
Ella que sabe preparar un hogar para Jesús 
nos muestre el camino para escuchar de Jesús 
la invitación a entrar en su corazón:
Venid a mi los que estáis cansados y agobiados 
y yo os aliviaré.

Las gentes los siguen y Jesús, buen pastor,   
que vivía siempre atento a la voluntad de Dios, 
entiende que esta voluntad pasa 
por descubrir las necesidades y carencias del pueblo. 
Se compadece de ellas, las atiende y las cuida. 
Y se  pone a su servicio, movido por la compasión, es decir, dejándose impactar por el sufrimiento de los demás.

Orar es escuchar la invitación de Jesús al silencio 
para estar con Él. 
Las cosas bellas empiezan a nacer 
cuando detengo mi paso y me siento en la hierba, 
junto a ti, Señor.
- Haz, Señor, que aprendamos a evaluar nuestra vida 
y a tomar decisiones en diálogo sincero contigo 
y con las personas de nuestra comunidad.

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