Dios ama gratuitamente





Yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, 
a ver si da fruto en adelante”(Lc 13,8-9)  
 
“En la misericordia tenemos la prueba 
de cómo Dios ama. 
Él da todo de sí mismo, por siempre, 
gratuitamente y sin pedir nada a cambio” (MV 14). 
 
Hay una alegría, ¿perdida?, 
que brota cuando nos damos a los demás, 
sincera y gratuitamente.  
 
Señor: Soy tu higuera plantada en la viña de tu Iglesia.
Muchos me creen bueno, porque mis apariencias engañan.
Tú eres el único que conoce la verdad de mi corazón.
Tú eres el único que cada día buscas 
ahí dentro de mí los frutos de bondad.
A ti no te interesan los engaños de mis engaños.
A ti no te sirven las apariencias del follaje de mi piedad.
Cada día sé que vienes a mí 
esperando los frutos de santidad.
Me duele que, tantos años te esté defraudando.
Me duele que, tu gracia no haya sido más eficaz en mí.
Gracias por saber que sigues esperando.
Gracias por saber que aún me dejas crecer en tu Iglesia.
Gracias porque aún sigues poniendo esperanzas en mi.
Amén.

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