«Sígueme»




"Sígueme" 
(Jn 21,19)     

Una pregunta, repetida tres veces, y una llamada a vivir como discípulo («Sígueme») y a preocuparse por los hermanos («Pastorea mis ovejas») hasta dar la vida por ellos: éste es el nervio del evangelio de hoy. 
Vale la pena que, al escuchar la Palabra, nos abramos a todas las preguntas que Jesús nos dirige en ella. 
Y que nos demos cuenta de que la única condición para ser sus discípulos y enviados es el amor auténtico.

- Señor: 
bien sabes tú que te amamos 
y que queremos crecer en el amor a ti 
y a nuestros hermanos. 
Ayúdanos a no cansarnos 
y a renovar cada día este buen propósito.


“En cada criatura habita su Espíritu que nos llama a una relación con él” (LS 88).  
Necesitamos recrear el seguimiento de Jesús, entrar en una solidaridad universal nueva.

Jesús nos conoce y sabe que somos aves de vuelos cortos, aun así nos llama. 
Sabe de nuestros miedos, cansancios, tendencia a la comodidad, y aun así nos llama. 
No es momento de vuelos cortos. 
Hay que dejar atrás las actitudes que obstaculizan las vías de solución, las que van de la negación del problema a la resignación y a la indiferencia cómoda, como si el problema no tuviera nada que ver con nosotros. 
Todos podemos hacer algo. 
Las distancias más largas se acortan cuando damos un paso.
Invoca al Espíritu. 
Él es quien renueva en ti la espontaneidad de tu respuesta a Jesús. 
Incluso en los días de tormenta permanece contigo.  
 
Espíritu Santo, 
despiértame a una compasión 
y a una infinita bondad del corazón.  



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