Matrimonio: amor fiel.




Y serán los dos una sola carne” 
(Mt 19,5)  

Los fariseos quieren poner a prueba a Jesús con una pregunta comprometida.
Los discípulos (la comunidad cristiana) se asustan cuando él les propone el proyecto de Dios sobre la vida matrimonial.
Para el cristiano, escoger un estado de vida (matrimonio o celibato) debe ser una respuesta libre al don vocacional de Dios.
Con el objetivo de participar en la construcción del Reino y ser signo vivo de él.

- Acompaña, Señor, a los que se preparan para el matrimonio o para la vida consagrada, para que en ambos caminos den testimonio de tu amor siempre fiel.

Jesús te recuerda el proyecto creador de Dios: creó al hombre y a la mujer, con igual dignidad. 
Jesús propone una relación nueva: no se trata de competir sino de colaborar, de caminar juntos.

Frente al individualismo sin reglas, la comunión del hombre y la mujer es parábola para el mundo. 
Frente a la cultura del dinero, el éxito, el poder... en la pareja se dan las relaciones gratuitas.
En el matrimonio se puede escuchar el lenguaje de Dios, que es el lenguaje del amor.  

 “El amor necesita tiempo disponible y gratuito, que coloque otras cosas en un segundo lugar.
Hace falta tiempo para dialogar, para abrazarse sin prisa, para compartir proyectos, para escucharse, para mirarse, para valorarse, para fortalecer la relación” 
(Papa Francisco)

«Nosotros debemos caminar con estas dos cosas que Jesús nos enseña: la verdad y la comprensión. 
Y esto no se resuelve como una ecuación matemática, sino con la propia carne: es decir, yo cristiano ayudo a esa persona, a aquellos matrimonios que atraviesan una dificultad, que están heridos, en el camino de acercamiento a Dios.
Permanece el hecho que la verdad es aquella, pero esta es otra verdad: todos somos pecadores, en camino.
 Y siempre está este trabajo por hacer: cómo ayudar, cómo acompañar, pero también cómo enseñar a aquellos que se quieren casar, cuál es la verdad sobre el matrimonio.»
(Francisco).

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