Zaqueo



El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar 
lo que estaba perdido 

Zaqueo se subió al árbol
Yo, para seguirte, Señor,
para mantener fuerte mi relación contigo,
tengo que buscar una postura especial,
tengo que elegir una actitud distinta,
tengo que salir de la normalidad
y retirarme contigo a un lugar tranquilo.
Porque cuando me aparto de lo cotidiano,
para encontrarme a solas contigo,
silenciando los ruidos exteriores
y hasta las músicas interiores,
es cuando consigo escuchar tu llamada,
es cuando te oigo nombrarme por mi nombre,
es cuando siento que quieres visitarme,
tienes muchas cosas que decirme
y un plan de vida especial que proponerme.
A veces, Señor, me engaño
creyendo que me basta encontrarte en el ruido,
pero la verdad es que para hablarme al corazón
necesitas que te escuche del todo,
apartándome de lo que me distrae,
escondiéndome un poco de la actividad,
olvidando mi cabeza que te intelectualiza,
huyendo de los ocios que me entretienen,
y eligiéndote a ti, sobre todas las cosas,
como el alimento más importante,
el lujo más exquisito y el amante más especial.
Entonces, sólo entonces,
es cuando disfruto de la oración,
de nuestro encuentro
y de la fuerza de tu Espíritu como impulso vital.








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