Servidores con Cristo




"El que recibe a mi enviado, me recibe a mí" 
(Jn 13, 20)
El Señor nos ha elegido para ser enviados.
Hemos sido elegidos para ser testigos del Resucitado.
Para proclamar que el Crucificado es el Resucitado y, por tanto, que el dolor y la muerte no tienen la última palabra de la historia.
Tenemos una tarea por delante.
Los cristianos no podemos ser más que nuestro Señor.
Él se inclinó y lavó los pies, oficio de esclavo.
Curó tocando al ciego de nacimiento.
Aun sabiendo que Judas le iba a entregar lo incluyó en su comunidad.
Nos toca hacer otro tanto.

El amor no es sólo palabras, son obras y servicio
  - Señor, enséñame a servir con elegancia y delicadeza.

Al amor gratuito de Jesús al lavar los pies, algunos responden con la entrega incondicional de sus vidas al servicio del Evangelio.
Esos son los enviados de Jesús.
Trata con cariño y agradecimiento a las personas de tu comunidad cristiana que tienen una tarea especial al servicio de todos.

Recibo al vecino, y te recibo a Ti.
 Recibo a la familia, y te recibo a Ti.
Recibo al que camina por la calle, y te recibo a Ti.
 Detengo mi mirada en el pobre, y te veo a Ti.

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