Tú, Señor, eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida.





"El que cree en mí, 
también él hará las obras que yo hago, 
y aun mayores" 
(Jn 14,12)
 
Celebramos  hoy a dos apóstoles: Felipe y Santiago el Menor. Felipe fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús. Santiago el Menor, hermano del apóstol Judas, sucedió a Pedro como cabeza de la Iglesia en Jerusalén y escribió una de las cartas del Nuevo Testamento.

El amor de Dios fue revelado por Jesús

La misión nace de una convivencia prolongada con Jesús; la profecía nace de la amistad con Dios. 
Lo que se descubre en la intimidad del encuentro orante se proclama desde los tejados. 
Cuando un orante ha experimentado el amor gratuito de Jesús, puede colocarse en medio del mundo para ser con sus obras un humilde reflejo de la belleza de Dios.   

Tú, Señor, eres mi Camino, mi Verdad y mi Vida. 
Tu amistad me pone en camino de anuncio.

“Yo soy el camino”. 

Él es el camino de la felicidad, el que camino que todos buscamos, aunque no lo sepamos. 
El camino que nos conduce a la paz.
“Señor, estamos perdidos, llévanos a tu camino”
“Gracias por ser nuestro camino y nuestro acompañante”
“Enséñanos a mostrar tu camino de felicidad a todos”

“Yo soy la verdad”. 

En Él descubrimos la verdad de Dios y nuestra verdad. 
Él es Dios y es el hombre perfecto. 
Él nos ha descubierto los secretos del corazón de Dios: amor, misericordia, perdón, ternura... 
Y nos ha enseñado que nuestro corazón está llamado a ser como el de Dios.    
         
“Señor, sólo Tú eres la verdad, Tú tienes palabras de vida eterna”
“A veces nos dejamos engañar por la mentira. Perdónanos”
“Gracias, Señor, por las personas que son testigos de la verdad”

“Yo soy la vida”. 

Si seguimos a Jesús, si recorremos su Camino, si acogemos su Verdad, compartiremos su misma Vida, la Vida de Dios, la Vida eterna.

“Gracias Señor por regalarnos tu misma Vida”
“Señor, a veces estamos como muertos. Resucítanos”
“Danos tu Espíritu para que tu Vida llegue a todos”


Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación. En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos, recuérdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la felicidad más plena y duradera.

Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. 

Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. 
Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. 
Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.

Jesús, Tú eres la Vida. 

Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. 
Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. 
Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. 
Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente.

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