Templos vivos de Dios


“Destruid este templo, 
y en tres días lo levantaré” 
(Jn 2,19) 

Jesús echa fuera del recinto del templo a los animales y pronuncia una palabra profética:
Él es el nuevo templo, el lugar del encuentro del ser humano y Dios.
Jesús te invita a entrar en su presencia y a adorar a Dios en espíritu y en verdad.  
Hoy sigue habiendo «mercaderes del Templo».
Se mercadea con «templos del Espíritu Santo» que son las personas que sufren abusos físicos y psíquicos.
Si como los judíos nos quedamos en el templo físico y en su ceremonial, cometemos un gran error.
Las noticias que cada día vemos en la televisión deberían «quemarnos las entrañas» y hacernos reivindicar lo sagrado de cada ser humano.
- Señor, que no acepte la mediocridad ni la indiferencia.

Señor, yo quiero entrar en tu santuario.
Dame manos limpias, corazón puro,  enséñame a amar.
Tu sangre me limpia, tu Palabra me abrasa, tu Espíritu Santo inunda mi ser.

Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.

Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.

Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.

Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.

Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.

Hoy celebramos la Dedicación de la Basílica de Letrán

La catedral de Roma fue construida en el antiguo palacio de los Laterani. 
A principios del siglo IV era la primera de las iglesias de Occidente. 

«Hermanos, celebramos hoy el día inicial de este templo; 
pero, de hecho, somos nosotros los que hemos de ser templos vivos de Dios. 
Si quieres que la iglesia esté iluminada, 
Dios también quiere que tu alma no sea tenebrosa» 
(San Cesario de Arle, Sermón 229).

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